Durante las últimas décadas, las historias que nos contábamos sobre los primeros humanos eran algo muy parecido a una novela picaresca: unos indefensos primates (sin uñas, sin dientes, sin defensas naturales) que a fuerza de ingenio y trabajo en equipo escalaron a lo más alto del reino animal. Pero, ¿Y si es todo una burda mentira? ¿Y si no es más que una «leyenda rosa» para pensar que, pese a todo, nosotros éramos los buenos de la película? ¿Y si, como dicen estos investigadores de la Universidad de Tel-Aviv, durante los últimos dos millones de años hemos estado en el mismo sitio: en lo más alto de la cadena alimentaria?
Lo natural era comer sólo carne: por qué el ser humano tardó miles de años en probar los vegetales
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