El cuerpo de las mujeres modernas pareciera ser el epicentro de un intenso conflicto de intereses.
Por una parte, estaría su capacidad reproductiva y, por la otra, su salud.
«Muchas mujeres ponen mucho esfuerzo en seguir lo que se les ha dicho es un estilo de vida saludable. No fuman, eliminan los alimentos grasos de sus dietas, reducen los dulces, optan por las escaleras en cambio de los ascensores y caminan hacia el trabajo».
«Cuando se enferman de cáncer de mama, de un problema del corazón o de osteoporosis, con frecuencia se culpan a sí mismas y se preguntan: ‘¿Qué hice mal?‘», señala el libro The Fragile Wisdom, de la antropóloga biológica Grazyna Jasienska.
Pero lo cierto es que echarse la culpa no tiene sentido.